En el profuso mundo de las teor\355as de management, el liderazgo ocupa un lugar central. La mano del l\355der se nota en la gesti\363n y en los resultados. Y tanto que la principal causa de renuncia se debe a los malos jefes. La impericia en la jefatura se paga muy caro: merma de productividad (la toxicidad en cualquiera de sus expresiones nunca genera algo bueno), p\351rdida de talentos y, lo que es peor, contagio de las caracter\355sticas del antil\355der a la empresa. El contexto es desafiante y las organizaciones est\341n hoy en un punto de inflexi\363n. \277Qu\351 invita al compromiso? \277C\363mo se combinan motivaci\363n, resultados y ganas de pertenecer? Los monstruos organizacionales abundan, dice el autor. Los hay bestiales, t\363xicos, psic\363patas, narcisistas, maquiav\351licos, brutos, c ortoplacistas y de madera emocional, y hay que entender con qui\351n se est\341 lidiando para no caer en sus redes.