El lector que se asome a estas p\341ginas se encontrar\341 con textos que hablan del mejor ba\361o del verano; los besos perfectos; una loca expedici\363n a la isla de Faro emprendida a los dieciocho a\361os con una amiga para conocer al admirado Ingmar Bergman (al que no lograron ver ni de lejos); Ana Mar\355a Moix comprando en una carnicer\355a; los gestos que nos indican que ha llegado el oto\361o y los peque\361os detalles que anuncian que est\341 a punto de asomar la primavera; la p\351rdida de seres queridos y los hijos que se convierten en adolescentes; las pompas de jab\363n; los cuentos de Ch\351jov y de Isak Dinesen; el inagotable mundo de Proust y la gente que se siente obligada a asegurar que lo ha le\355do cuando en realidad no lo ha hecho, como pasa tambi\351n con el Quijote y tantos otros cl\341sicos de relumbr\363n; Umberto Eco, con toda su oronda humanidad, sentado en el sof\341 de casa de la madre de la autora; Barcelona y Cadaqu\351s como escenarios de una vida; la pol\355tica que nos irrita y algunos gestos de los pol\355ticos que nos recuerdan que tambi\351n ellos son humanos; Ana Mar\355a Matute y la novela con la que renaci\363; el aburrimiento; los perros; los amigos y las amigas; los profesores del Liceo Franc\351s; la muerte de Leonard Cohen; las pel\355culas de Woody Allen; el personaje preferido de Mary Poppins, una definici\363n acaso poco ortodoxa de la elegancia masculina y un breve listado de hombres elegantes.