A Clementine la atormenta el remordimiento. Era solo una barbacoa. Ni siquiera conoc\355an demasiado bien a los anfitriones, se trataba de amigos de sus amigos. Podr\355an haberse negado a acudir con facilidad. Pero ella y su marido, Sam, dijeron que s\355. Y ahora nunca podr\341n cambiar lo que hicieron y no hicieron ese domingo por la tarde. Seis adultos responsables, tres ni\361as adorables y un perrito revoltoso. Aparentemente un fin de semana como otro cualquiera en una tranquila zona residencial de las afueras. \277Qu\351 pod\355a ir mal?