A mediados de la d\351cada del diez, ciertos hechos pod\355an dificultar la vida de una mujer. Ser madre soltera era uno de ellos; ser anarquista, otro. Y tener un ind\363mito esp\355ritu revolucionario, uno m\341s. Salvadora Medina Onrubia vivi\363 estas tres circunstancias, que no agotan el inventario de su car\341cter, pero que dan una idea cabal de su direcci\363n. Podr\355a recordarse tambi\351n que particip\363 de las refriegas entre obreros y ej\351rcito durante la Semana Tr\341gica, en 1919; busc\363 por diferentes medios la liberaci\363n del anarquista Sim\363n Radowitzky, condenado por el asesinato del coronel Ram\363n Falc\363n; escribi\363 y tradujo obras de teatro, fue amiga y compa\361era de lucha de Alfonsina Storni y estuvo presa durante el gobierno de facto de Uriburu. Esta pintura sin embargo no estar\355a completa si no se recuerda un hecho fundamental, que marca su vida: desde 1915, Salvadora fue la mujer de Natalio Botana, el director y due\361o de Cr\355tica. Esa mujer que no ser\355a la misma despu\351s de que una muerte tr\341gica la tocara de cerca, y que se convierte en la heredera del diario cuando Botana muere en 1941. Pero tarde o temprano, la historia hace justicia a las personas legendarias. En esta novela conmovedora, Josefina Delgado reconstruye la vida entera de Salvadora Medina Onrubia, para restituirle su coraz\363n espinoso, el rol gravitante que tuvo en su tiempo y para descifrar el enigma que hasta hoy la cubr\355a.