\012\012"Fatigado, recost\363 la cabeza en las faldas de su hija. As\355 permanecieron un rato, mientras ella peinaba la pelambre de su padre con los dedos y \351l se perd\355a en la enso\361aci\363n." Tras la muerte de Encarnaci\363n Ezcurra, Juan Manuel de Rosas s\363lo encuentra desolaci\363n a su alrededor. Sin su mujer, el Gobernador de Buenos Aires parece debilitado y la \372nica que logra calmar su pena es Manuelita, su hija dilecta. Padre e hija forman una unidad indestructible. El dolor no evita que el viudo deposite sus ansias varoniles en diversas damas. La favorita es Eugenia Castro, la misma que hab\355a cuidado a Do\361a Encarnaci\363n en sus \372ltimas horas. Sin embargo, los escarceos amorosos no logran dis traerlo de los asuntos del poder. Buenos Aires sufre bloqueos y el asedio constante de enemigos internos y externos. Hasta la llegada de Justo Jos\351 de Urquiza, el caudillo entrerriano que urde un plan para derrocar al Restaurador de las Leyes. Mientras tanto, en el caser\363n de Palermo se celebra de fiesta en fiesta. Centro de todas las miradas y adulacio nes, Manuelita hace o\355dos sordos a los requerimientos sentimentales que recibe para dedicarse en cuerpo y alma a las necesidades de su amado padre. Estrategias feroces, goces prohibidos y luchas palaciegas agitan la trama de Lujuria y poder. Luego de Sangre y deseo, Florencia Canale ha escrito la segunda parte de esta apasionante saga rosista, que desnuda hasta el hueso los secretos de uno de los grandes protagonistas de la his toria argentina y de su famos\355sima hija.\012