Cuando las palabras Argentina e Inglaterra se acercan ,y siempre que se acercan se chocan, inmediatamente se encienden otras en la memoria colectiva. Las palabras invasi\363n, frigor\355fico, ferrocarriles y Malvinas son, de alg\372n modo, los escombros luminosos no del todo removidos del pasado.\012Klaus Gallo, historiador consagrado en estos asuntos, se aparta un poco de ellos para darle paso en Las invasiones argentinas a su rutilante otro yo: el erudito del f\372tbol que describe las profundidades m\341s hondas y las alturas m\341s heladas en la relaci\363n que tambi\351n tiene su larga historia, entre los futbolistas argentinos y el pa\355s que invent\363 el deporte m\341s hermoso y materialista del mundo.\012Desde la llegada de Ricardo Julio Villa y Osvaldo Ardiles a la liga inglesa en 1978, hasta las consagraciones de Carlos T\351vez y Kun Ag\374ero en los \372ltimos a\361os, corri\363 mucha agua bajo los puentes de Londres. Decenas de futbolistas argentinos (de algunos nunca escuchamos sus nombres) han ido invadiendo en secreto, al modo del tr\341fico hormiga, una liga en la que no es f\341cil hacer pie.\012Cada futbolista es un h\351roe, cada partido una batalla y cada jugada una operaci\363n milagrosa de la que s\363lo pueden esperarse dos cosas: que ocurra todo, o que no ocurra nada. En ese nivel, el del instante en el que se deciden los hechos que entran o quedan afuera de la historia, es donde Klaus Gallo se detiene con gracia y sabidur\355a para darle a Las Invasiones argentinas el car\341cter de una enciclopedia de grandes luchas invisibles que, desde hace mucho tiempo, estaban esperando merecidamente su mitolog\355a.