\277Desde cu\341ndo el sabor a frutilla se hace sin frutilla, el chocolate no tiene cacao y los cereales del desayuno tienen de todo menos cereal? \277De d\363nde salen los colores de las aguas saborizadas? \277C\363mo se perfuman las papas fritas? \277Qui\351n inventa los aditivos de nombres impronunciables y qui\351n controla que sean seguros? \277Lo son? \277Por qu\351 se habla del az\372car como el nuevo tabaco? \277Cu\341n turbia puede ser la historia detr\341s de cada vaso de leche? \277Comer\355amos todo lo que comemos si pudi\351ramos responder estas preguntas?\012\012Con beb\351s y ni\361os como clientes predilectos, las grandes marcas parecen decididas a hacer de la comida una experiencia perfecta: pr\341ctica, rica hasta lo adictivo y libre de cualquier sospecha. Para lograrlo, cuentan con un arsenal imbatible de aromatizantes, colorantes, texturizantes, vitaminas agregadas, packagings rutilantes y miles de millones de d\363lares invertidos en publicidad. Todo parece dise\361ado para nuestra comodidad. Pero el precio que pagamos por comer sin saber es muy alto: la dieta actual se convirti\363 en el obst\341culo m\341s grande que deben sortear un ni\361o para llegar sano a la adultez y un adulto a la vejez. La Organizaci\363n Mundial de la Salud ya advierte sobre esta tragedia. Sin embargo, hay una industria que, a pesar de las evidencias, no parece dispuesta a dar un solo paso atr\341s. \277Qu\351 hacer entonces?\012\012En un viaje que empieza por la mochila de su hijo y la alacena de su casa, Soledad Barruti desnuda la comida ultraprocesada que amamos comer y muestra los laboratorios en los que se trama, los campos y tambos donde se produce, las f\341bricas donde se ensambla y los estudios donde se la embellece.\012\012Tras recorrer durante cinco a\361os Am\351rica Latina, el continente m\341s joven del mundo, en el que se libra una batalla por el paladar y la salud de los chicos, Mala leche despliega una investigaci\363n inquietante pero tambi\351n esperanzadora que desanda el camino que nos empaquet\363. Y junto con cient\355ficos, cocineros, agricultores y m\351dicos que est\341n haciendo todo lo posible para recuperar la comida real, muestra la manera de volver a estar bien comidos.