Mientras que las sociedades son cada vez m\341s multiculturales, la poblaci\363n de las c\341rceles contin\372a siendo notoriamente homog\351nea. \277C\363mo entender este desajuste? M\341s que atribuirlo a una supuesta tendencia natural al delito entre los sectores m\341s vulnerables, cabe pensar que la ley penal aplica un sesgo sistem\341tico y discriminatorio y que, al hacerlo, protege un orden injusto. Como lo que est\341 en juego aqu\355 es el uso del aparato coercitivo estatal, que implica la imposici\363n deliberada de dolor, el castigo no puede considerarse de manera superficial, sobre todo en contextos de marcada desigualdad.\012Para dejar atr\341s las trampas m\341s frecuentes que perpet\372an la brutalidad del sistema, Roberto Gargarella se propone repensar el derecho penal desde los cimientos, recuperando sus lazos con una democracia que apueste a la inclusi\363n y a la deliberaci\363n colectiva. As\355, discute con el populismo penal y sus pol\355ticas de mano dura contra el crimen, amparadas en la voluntad de un pueblo al que nunca se consulta pero al que se atribuye el reclamo de penas m\341s severas, que los medios y las encuestas de opini\363n amplifican. Y polemiza tambi\351n con quienes, desde posiciones m\341s progresistas, proponen la aplicaci\363n m\355nima del derecho penal como un mal menor al que habr\355a que resignarse. Unos y otros, en definitiva, alimentan el elitismo de la justicia penal, un \341mbito refractario a la discusi\363n abierta. En di\341logo controvertido e incisivo con autores como Carlos Nino, Eugenio Ra\372l Zaffaroni, Luigi Ferrajoli y Antony Duff, entre otros, y retomando los \372ltimos aportes y evidencias sobre el tema, Gargarella postula y defiende una visi\363n alternativa, que alienta la participaci\363n ciudadana en la justicia (por la v\355a de mediaciones, conferencias o jurados) y experiencias innovadoras de reproche estatal.\012Obra de uno de los especialistas m\341s brillantes en el campo del derecho, que conjuga la contundencia conceptual con la voluntad de intervenir en el debate p\372blico, Castigar al pr\363jimo abre el camino para revincular la justicia penal con la democracia.\012