Santiago Calatrava es el arquitecto de origen espa\361ol con mayor notoriedad global. Sus llamativos edificios blan\255cos, de inspiraci\363n org\341nica y lenguaje inconfundible, se levantan en una vein\255tena de pa\355ses, dando forma a estacio\255nes de tren, puentes, aeropuertos, audi\255torios, museos, rascacielos o estadios. En los a\361os del cambio de siglo, cargos p\372blicos y promotores privados tanto europeos como estadounidenses se dis\255putaron sus servicios, convencidos de que garantizaban un plus de visibilidad y \351xito, de que contribuir\355an decisivamen\255te al progreso de su comunidad. Cala\255trava era entonces una figura admirada, deseada y consentida pr\341cticamente sin reservas. Pero, poco a poco, la percep\255ci\363n del arquitecto, ingeniero y creador pl\341stico nacido en Benim\340met y afinca\255do en Z\372rich fue transform\341ndose hasta invertir su signo. En el \372ltimo decenio, su presencia en los medios de comunicaci\363n ha estado dominada por informa\255ciones relativas a sus excesos, y muy marcada por la cr\355tica y el reproche.\012\012Quer\355amos un Calatrava se propone averiguar, detallar y exponer las causas de tal transformaci\363n. Con ese objetivo, Ll\340tzer Moix ha visitado algunas de las principales obras de dicho arquitecto, en Atenas, Malm\366, Milwaukee, Nueva York, Venecia o Z\372rich; tambi\351n en diversas ciudades espa\361olas, como Barce\255lona o Valencia. Y ha conversado con los clientes que las encargaron, con los colaboradores del arquitecto que desarrollaron los proyectos, con sus usuarios y con otros expertos. En esta pesquisa han aflorado algunas constantes: de\255moras, presupuestos multiplicados, renuncias sobre la marcha a rasgos defi\255nitorios de la obra, mantenimientos onerosos, incidencias varias y, a la postre, clientes inicialmente seducidos por el arquitecto que acabaron repudi\341ndole e, incluso, dirimiendo sus diferencias con \351l en los juzgados. Calatrava es un profesional talentoso y singular, como acredit\363 en algunos de sus primeros tra\255bajos y reconocen numerosos colegas. Pero su arquitectura presentada como un sue\361o ha revelado en no pocas ocasiones un env\351s de pesadilla.