\012Sinopsis:La realizaci\363n de un delito puede entenderse como la degradaci\363n moral de una persona o como la manifestaci\363n de un trastorno \277patol\363gico\277 en el esp\355ritu de una comunidad. Ninguno de esos puntos de vista excluye los dem\341s, sino que, por el contrario, cuando se complementan aumentan nuestras posibilidades de influir sobre los hechos. Mientras miramos con el microscopio lo infinitamente peque\361o, y con el telescopio lo infinitamente grande, nos sentimos el ombligo del universo. Desde ese \277centro\277 que constituimos como \277individuos\277 humanos, vemos hacia un lado la enfermedad de un \363rgano, y hacia el otro la que sufre una persona \277entera\277, una familia o el esp\355ritu de un pueblo, como entidades malsanas que, sin duda, se influyen entre s\355, pero que son esencialmente diferentes. Los desarrollos actuales de distintas disciplinas nos muestran, sin embargo, que todos esos procesos que aparentemente difieren -pero evolucionan juntos- pueden ser contemplados como distintos aspectos de un mismo y \277\372nico\277 trastorno.\012