Los futbolistas lo somos para siempre. De modo que en este libro no van a encontrar a escritores, sino a jugadores que escribimos. Qu\351 bueno poder, por fin, escribirlo en plural. Durante mucho tiempo, hubo periodistas, soci\363logos e intelectuales que miraban hacia adentro del f\372tbol por el ojo de la cerradura y hablaban, con todo derecho y autoridad, de lo que ve\355an y sent\355an. Pero, desde adentro del f\372tbol, yo era de los pocos que miraba la sociedad del otro lado de la cerradura para contar, igualmente, lo que ve\355a y sent\355a. Estaba tan solo que llegu\351 a creer que era un intruso. Sin embargo, desde el primer Pelota de papel, me siento finalmente acompa\361ado. Los futbolistas, que siempre fueron los due\361os de los hechos, ahora piden la palabra para contar lo que so\361aron, lo que vivieron, lo que recuerdan, lo que imaginan. Ellos, que tuvieron una inteligencia superior para jugar y que siempre han sabido contar de una manera atractiva su experiencia, ahora deciden escribir sobre aquello que aman. Si\351ntense a leerlo con ganas, con respeto, incluso con la admiraci\363n que les tuvieron mientras jugaban. Estos cracks saben de lo que hablan.